Por Sergio Ponce Veliz

14 de mayo de 2025

La Hipocresía Migratoria: Bienvenida a unos, rechazo a otros

El gobierno de Trump cierra las puertas a refugiados vulnerables mientras abre el país a descendientes de colonizadores sudafricanos.

Cerrar la puerta a quienes más lo necesitan

Desde enero de 2025, la administración de Trump ha cancelado programas como el Estatus de Protección Temporal (TPS) para afganos y venezolanos, suspendido la admisión de refugiados y eliminado la libertad condicional humanitaria para cubanos, haitianos y nicaragüenses. Estas decisiones afectan a personas que huyen de violencia, dictaduras y pobreza extrema.

El gobierno justifica estas acciones diciendo que busca proteger la “seguridad nacional”, pero al mismo tiempo recibe a inmigrantes blancos de Sudáfrica, alegando que sufren “genocidio”, algo que muchos expertos internacionales cuestionan.

Una bienvenida selectiva

Aceptar a 59 sudafricanos blancos —descendientes de los colonizadores que instauraron el apartheid— mientras se rechaza a miles de refugiados de otras partes del mundo es una señal preocupante. Parece que el criterio no es la necesidad, sino el color de piel.

Esta decisión refleja una visión parcial y excluyente, donde los privilegios del pasado pesan más que las injusticias actuales. Es difícil no ver en esto un intento de mantener una imagen de “América para unos pocos”.

Un mensaje equivocado

Trump y su gobierno han convertido los principios de solidaridad en un filtro racial. Cada decreto, cada mensaje sobre “invasiones” en la frontera, refuerza la idea de que no todos los seres humanos merecen las mismas oportunidades.

¿Cómo puede un país fundado por inmigrantes negar refugio a quienes más lo necesitan? La doble moral es evidente: se rechaza a víctimas reales mientras se protegen a personas que, históricamente, fueron parte de sistemas de opresión.

Conclusión: una política que divide

La política migratoria actual no está basada en necesidades humanitarias, sino en prejuicios. El gobierno de Trump ha dejado claro que, en su visión de América, algunos refugiados valen más que otros.

En lugar de ser un faro para los perseguidos, Estados Unidos corre el riesgo de convertirse en un refugio solo para quienes cumplen con estándares antiguos y excluyentes. Esta es una traición a los valores de humanidad y justicia que deberían guiar al mundo.

Llamado a la reflexión

Hoy más que nunca, debemos preguntarnos qué tipo de sociedad queremos ser. Una nación que mide el valor de una vida por el color de la piel no solo traiciona sus propios ideales, sino que también siembra división y odio. Es momento de alzar la voz por la igualdad, la compasión y la dignidad humana. Porque solo defendiendo el derecho de todos a buscar refugio podremos construir un futuro verdaderamente justo y solidario.

“Cuando el color de la piel decide quién merece protección, la justicia deja de ser justicia y se convierte en privilegio.”